Escribió Tanizaki en su libro ‘El elogio de la sombra’ que, “... se puede encontrar belleza en un rostro totalmente artificial, pero nunca se experimentará la impresión de autenticidad que produce la belleza sin maquillaje”.
En aquella época se hablaba del maquillaje, a día de hoy al maquillaje tenemos que sumarle las cirugías y/o “retoquitos” y además, algo muy de este siglo XXI y que me preocupa bastante, los filtros.
Para mi no hay nada más bonito, más atractivo, más interesante que un rostro libre de capas, sean del tipo que sean.
Me contaba una amiga profesora que muchos adolescentes están usando las mascarillas como protección ante los prejuicios sociales y que temen el día que se las tengan que quitar.
Observo que mucha gente para retratarse y mostrarse utiliza poses imposibles, giros de cuello extraterrestre, sonrisas que dicen una cosa y miradas que dicen lo contrario, todo tipo de falsedades con color de ojos, largo de pestañas, grosor de labios, eliminación de arrugas, entre un larguísimo etcétera.
Algo debemos estar haciendo muy mal para que jóvenes y no tan jóvenes necesiten ocultarle su rostro al mundo.
Si tenéis hijas, hijos, sobrin@s, alumn@s, gente joven a vuestro alrededor ayudadles, por favor. No a base de charlas de “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”, sino predicando con el ejemplo: mirad, respetad y amad todo lo que sois.
Mirémonos de cerca para que, pase lo que pase, podamos mostrarnos de frente.
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