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Relación


“Relación significa contacto directo e inmediato con el presente, en el mismo nivel, con la misma intensidad, con la misma pasión. Y esa pasión, esa intensidad en ese mismo nivel, no pueden darse si yo tengo una imagen de usted y usted tiene una imagen de mí” KRISHNAMURTI


Hagamos una prueba, si yo te digo la palabra relación, ¿qué o quién se te viene a la mente?


Me parece que lo más probable es que te hayas marchado a la relación de pareja que tienes, tuviste o desearías tener. Se nos olvida, muchas veces, que existen otras relaciones: familiares, de amistad, laborales… y la que para mi es la reina de las relaciones: la relación con nosotros mismos.


Esa es y será la relación más duradera que tendremos, la más profunda, la más auténtica, la que determinará la calidad del resto de relaciones que tengamos y la más importante de nuestras vidas.


Sabéis que me gusta hablar en primera persona porque no se me ocurre mejor ejemplo, no necesito teorizar porque hablo desde la experiencia.


La cosa ha mejorado bastante pero yo he tenido una relación conmigo misma muy tóxica, muy insana, muy dura y muy difícil.


Observo que muchas (muchísimas) veces he sido cruel conmigo misma.


Me he hablado mal al equivocarme, al sentir temor, al emocionarme demasiado o demasiado poco.


Me he sentido culpable al encontrarme muy bien y culpable por no encontrarme como debería.


He maltratado mi cuerpo, dándole de comer cosas que no le sentaban bien, sin darle lo que le apetecía comer; por no estar a la altura que marca la sociedad y también por tener mucha o poca energía.


He juzgado y criticado mi rostro al mirarlo en el espejo y mi cuerpo por su exceso de curvas o por su defecto de formas.


¿Dónde está el error? Pues creo que no existe el error, pero si tuviera que haberlo sería, sin duda, el tener un concepto de mi misma que nada tiene que ver con la realidad.


He pasado demasiado tiempo sin saber quién era, las cosas que me gustaban y me hacían disfrutar; demasiado tiempo sin admirar todo lo hecho, conseguido, alcanzado; demasiado sin ser consciente de mi cuerpo, de mi cara de todo lo que representan y lo importantes que son para el desarrollo de mi vida.


Hoy puedo decir con orgullo que he empezado a amar (profundamente) mi cuerpo, mi cara, mis emociones, mis pensamientos, las relaciones de mi vida, mi profesión, los lugares a los que he llegado y a los que no…


Está siendo un verano muy fructífero y dentro de poco podré compartir algo que vengo gestando.


Mientras tanto, no dejéis de miraros: ¡sois la hostia!


🌱💫💚📸👀

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