“Cuando no se hace consciente una situación interior, sucede externamente, como destino” Carl G. Jung
Creo que las cosas, lugares y personas llegan a nosotros y nosotras con una función muy clara, recordar. Recordar quienes somos, recordar sentimientos o emociones, recordar lo que nos gusta y lo que no, recordar lo que necesitamos hacer y lo que debemos dejar marchar.
Al dejar marchar aparece la parte peliaguda del asunto. Vengo observando que existen dos vertientes,
La primera sería el aferrarse a “eso”, que siendo de gran ayuda en su momento, no nos es útil nunca más. Al haber sucedido o aparecido como recordatorio para nosotr@s sentimos que sin ello no vamos a ser capaces de seguir adelante. Le otorgamos el poder, lo sentimos como una parte propia, que se desprenderá si dejamos marchar.
La segunda sería dejar ir antes de integrar. Tal vez haya sucedido algo tan doloroso, que intentar hacer como si no hubiera pasado parece la mejor opción. Como si al dejarlo ir pudiera borrarse para siempre. Como si nada nos hubiera enseñado.
A través de la imagen llegamos a todos estos recónditos lugares. Te doy la mano para que llegues al lugar donde puedas dejar marchar o empezar a integrar.
Mírate mucho, ámate siempre.