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Feminidad





Fui hace unos días a cortarme el pelo.


Ha sido el corte más corte que me he hecho en los últimos años y aunque sigue estando largo cuando salí de la peluquería me sentí triste.


Menuda chorrada, diréis.


Bueno, mirarme con mi larga cabellera (entre otras cosas), me hizo reconectar con una parte importante de mi.


En este proceso de investigación y juego con mi imagen de los últimos años he descubierto a Feminidad, y en esa conexión el pelo ha jugado un papel protagonista.


No es que Feminidad apareciese de la nada, siempre ha estado ahí (es algo innato) pidiendo a gritos ser reconocida, solo que yo no podía verla. Esa inconsciencia ha provocado muchos desarreglos e inconveniencias (siempre sucede cuando no se vive en coherencia con quien un@ realmente es).


(La feminidad de la que hablo poco o nada tiene que ver con el plano físico, no es algo tangible, no es algo externo; está relacionada con el Principio Femenino (que, junto al Principio Masculino, rige todo y a tod@s): con un saber, un conocerse y un entender salvaje, primigenio y profundo).


Temí por unos instantes que al dejar marchar el cabello algo más desapareciera, sé positivamente que eso no es posible: nada ni nadie tiene la capacidad de darnos o quitarnos lo que es nuestro. Sin embargo mi mente molestó bastante. Os hablé hace poco de cómo Inseguridad había venido a quedarse, pues eso.


Me costó volver a coger la cámara...


No sé si lo que me preocupaba era dejar de ver esa cualidad que es nueva para mi, o si mi verdadera preocupación residía en seguir viéndola y darme cuenta que, pase lo que pase, ya va a estar siempre conmigo (sin lugar para las excusas).


Es curiosa la mente, ¿verdad?


Ven a hacerte fotos y a mirarte, descubre todo aquello que es innato en ti.


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