Me fascina ver cómo coincidimos con lugares y personas que cambian nuestras vidas para siempre.
Me encanta ver lo sincronizados y conectados que estamos con la gente o los sitios sin ser conscientes e incluso antes de conocernos.
Este lugar y yo estábamos predestinados a encontrarnos, a tener una historia y a vivir conectados.
A veces, cuando cierro los ojos, siento mi presencia justo ahí, descalza, sagrada llama en mano, acomodada en el refugio que ofrece la humedad, sostenida por la brillante oscuridad, fluyendo con el ritmo incesante del agua y aprendiendo de sus sabios consejos.
Recuerdo decirle a los visitantes que todo lo que el lugar tenía que ofrecerles solo se lo podían llevar guardado en el corazón, ahora, años después, entiendo el profundo significado de esas palabras.
Todas las fases de la vida tienen un sentido, como sentido tienen también todos los encuentros.
Celebremos todo.
Feliz Renacer. Feliz Imbolc.
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